martes, 16 de agosto de 2011

Intensidad modulada

Hay algo que tiene años dándome vueltas en la cabeza pero últimamente más. Y  Llevo  ya algunas semanas analizándolo,  pero no le había encontrado la coherencia y razón de porqué.
Es común, para mi, estar  rodeada de gente mas joven que yo (7,10, 12 años), mis hermanos, mis primos y ahora mis compañeros de trabajo.  

Quizá sea por lo poco expresiva que soy,  pero desde que estas personas más jóvenes que yo empezaron a crecer,  detecté (y sigo detectando) cierta intensidad emocional; excesiva para mi gusto.

Pensé (inocentemente) en aquel entonces, qué conforme crecieran se les iría quitando, pero ahora que sigo conviviendo con ellos y  otras personas de edades parecidas (19, 21, 23), me doy cuenta que lo intensos no era por inmadurez.

Es peor;  es una  cuestión  de generación.

Y sucede que hace días escuché cómo alguien dijo la palabra “lo amo” más de 5 veces en menos de 15 minutos.  Fenómeno detectado con anterioridad en algunos individuos de esta edad (extraños y conocidos).

Dándole vueltas y vueltas hubo otra palabra que se me ocurrió para este asunto: devaluación.


Y no precisamente de este tipo.

Aunque ya Jaime dijo que las palabras no se devalúan, simplemente se escupen sin pensar. Tiene parte de razón. Pero creo que, precisamente, el escupirlas sin ton ni son, es lo que las devalúa.
De todas formas me intriga esa necesidad de expresarse tan fuertemente por cualquier cosa, ya sea: una televisora, el peinado de alguien, una marca de ropa, el trasero de alguien, una cadena de restaurantes o unos zapatos. (Que dicho sea de paso devalúan a las pobrecitas teiboleras, pues con la moda de zapatos de  ahora,  ya no es posible distinguirlas en la  calle)

Poniendo un poco de atención se da uno cuenta, que  utilizan “amo”  como sustituto de “me gusta” y sucede de la misma manera para “odio” y “no me gusta” y no se si sea como consecuencia o también como sustituto en el glosario que aún no termino de descifrar. Tristemente, también lo aplican con “amigo” y “conocido”.

Todo ello me dejó pensando  en que la palabra “amo” entre las personas de mi edad es poco utilizada y algunos preferimos mencionarla como la mítica “the L Word”. O  como cualquier persona coherente, usar  alguna otra de mejor proporción a la situación.

Va  a sonar un poco más mamón de lo regular, pero desde mi punto de vista: No porque me la haya pasado excelente contigo en el antro, eres mi amigo. No porque te conozca de hace tiempo eres mi amigo,  quizá en algún punto lo fuiste, pero ahora solo eres un co-no-ci-do. Hasta ahora pocas personas permanecen como mis amigos después de 8, 5 o 3 año de no vernos.
Tengo cerca de 100 contactos en Facebook (aunque después de esto probablemente disminuyan jeje),  sin embargo puedo contar mis amigos con una sola mano.
O un clásico de clásicos, no sólo porque  ya no salimos o ya no seamos novios, te conviertes en mi amigo.
No.
Te conviertes en el chavo con el que solía salir. 

No es que esto se me haya ocurrido hoy, hace mucho que no salgo con alguien en esos términos. Me acordé que solía tener esta discusión con una amiga,  tiempo atrás, que terminó su relación con alguien.
Decía “es mi amigo”. Y no hacían más que lastimarse.  Desde mi punto de vista no eran amigos,  eran dos personas que se amaron y terminaron su relación y no querían dejarse ir. Amarrándose del ficticio “si no somos novios, automáticamente nos convertimos en amigos”.

Antes de que me empiecen a decir de cosas. Si, si,  ya se que si se puede. Yo se que si se puede ser amigo de alguien con quien tuviste una relación. Pero no  inmediatamente después de haber terminado, ni uno, ni dos, ni tres meses después. Quizá antes o después. La amistad regresa cuando el amor (de pareja) cede su lugar (o se lo regresa) al de amigos.
Porque aunque el amor de amigos cabe en el de pareja,  el de pareja no cabe en el de amigos.
Bueno, la cosa es… graciosa, porque la misma Pony fué quien me ayudó, (sin  querer) a darme cuenta  que esto es un puzzle estilo lego (nada que ver con su tamaño, ella es de otra franquicia).  Y que no lo tengo que resolver o entender por completo y a profundidad. Simplemente lo tengo que acomodar de manera que me funcione y me deje brincar a lo siguiente.

Entonces quizá, no sean tan intensos, ni nada se ha devaluado (excepto la moneda) y solo es mi amargura haciendo efecto con el paso de los años.

Aquí es cuando las personas  que son mayores que yo, probablemente se ríen de esto mientras me ruedan los ojos.

En una mirada rápida a la generación delante de mí, me puedo dar cuenta que en mí generación está devaluado el matrimonio y  el sexo. Que antes eran matrimonios para toda la vida ahora la mayoría son express o forzados. Hasta donde sé, la generación de ellas dice que el sexo era conocido como “hacer el amor” y nosotros lo devaluamos a cosas como: “se acostó con”,  “se anda tirando a” o simplemente “coger”.

Aún así, nunca va a ser lo mismo un  “te amo” de una persona que dice “Te amo” 10 veces al año, que un “te amo” de una persona que lo dice…87600 veces al año.
¿Me explico?
En pocas palabras: (ahora si voy a sonar vieja)
Mis Amigos, mis Te Odios  son a la antigüita y se encuentran con letras azules de Rare Item.

Y mis Te Amos en letras moradas de Epic Item.


viernes, 15 de julio de 2011

Rehab, I say no, no, no!

Amo los atardeceres magenta entre montañas de esta ciudad. Me gustan los colores de las paredes de mi cuarto. Me gusta que los camiones de aquí tengan clima y no pongan música. Pero extraño profundamente los días fríos y las calles del D.F. cubiertas de granizo en pleno Junio. Extraño mi ventana y, aún acostada, buscar figuras en las nubes. Extraño mi Metro y el olor a palanqueta quemada al frenar. Extraño ponerme mi sweter favorito, cualquier mes del año.  Me entristece tener que prender el ventilador todas las noches para mitigar el calor. Lloro, cuando una gota de sudor me recorre el cuello. Me quisiera dormir con Fender en el piso al sentir mi cama caliente.

Sí, todo eso son pendejadas. Y todo es tolerable. Incluso las distintas etapas, mañas, obsesiones y genios de mis 3 nuevos roomies.

A poco más de 8 meses de haber dejado el D.F. me sigue doliendo como el primer día en que la idea cruzó por mi cabeza. Y dudo que eso cambie pronto.

Porque: no son los 42 o 20 grados centígrados. No son los 10 o 3 pesos de camión. No son las paredes o ventanas. No son los 500 o 2200 msnm.

Esa es la parte sencilla.

La parte pesada, dura y profundamente desafiante, es sobrellevar el silencio.

Tengo algunas semanas tratando de pasarme un nudo que tengo en la garganta, que como es costumbre, había tratado de evadir. Y en ese evadir bloqueé las conexiones cabeza-corazón-cuerpo,  de ahí el silenció que éste blog había mantenido hasta ahora.

Hace unos días recibí un mensaje de Ricardo al celular que, sin saber que estábamos (todas las Evas) en etapa evasiva, reconectó todo. Casi casi  como recap al estilo de Shyamalan. Entonces supe qué fue lo que me había puesto así.

La nostalgia y añoranza de una tarde de desfile gay. Y del sabor a hogar de un venti-chai-soya. Por muy trendy que pueda sonar.  

Explico:
Uno de los escenarios más comunes mientras viví en el D.F. fue:
DJ, Ricardo y yo, sentados alrededor de una mesa de algún café (realmente cualquier lugar o momento). Particularmente en la calle de Gante 5 o 6 horas. Nuestras mentes libremente desnudas, resolviendo el mundo a nuestro modo; como siempre, platicando de nada. Tomando una taza de café (o varias), o lo que cada quien entendiera por “taza de café”.  Espantando vecinos de mesa, una y otra vez.
(Permanece aún como misterio -ajá!- si los vecinos de mesa, se iban porque escuchaban lo que platicábamos o porque desde un inicio, no estaban dispuestos a pasar tanto tiempo ahí.)

Sin embargo, sin planearlo así, un año tras otro, por distintas razones estuvimos ahí el día del desfile del orgullo gay.  Rodeados de gays en todas sus versiones, aversiones y distorsiones, desfilando hacia el Zócalo. Y de regreso.
Con la sorpresa de que por muy openmind que pueda ser ese tipo de público, también ellos terminaban mudándose de mesa.

Eventualmente por tradición, no con ellos, sino con nosotros, estábamos ahí el día del desfile. Con el reto de espantar a los vecinos de mesa, una y otra vez.

Ahora que he estado lejos me doy cuenta de que  resulta estúpidamente difícil  encontrar a alguien con quién puedas decir las cosas tal y como pasan en tu mente. Sin tener que explicar porqué pasan así y porqué ese tipo de cosas.

La soledad de pareja es algo con lo que ya aprendí a vivir.

Éste tipo de soledad,  la de exceso de silencio, la de tener que cuidar lo que digo y con quién lo digo, de no poder dejar salir las ideas tal como las pienso, de tener que mantener la mente amarrada y vestida, no la había probado, ni siquiera cuando recién me mude al D.F. 

Probablemente sea que ahora sí me da flojera el borrón y cuenta nueva. Flojera de tener que leerle el libro a alguien. O de explicarle la ecuación y porqué llegó a ese resultado.
Lo siento, no tengo espíritu de maestra… quizá sólo la pinta de maestra regañona, pero no más.

Entre tantos millones de personas me encontré varias, que hablaban el mismo idioma que yo. Con ellos no había que llegar y decirle: “Hola me llamo Eva” mientras le entregaba manual y diccionario. No.  Simplemente hablé y nos entendimos.

Obviamente llevó tiempo encontrarlos, pero parece que hubieran estado conmigo toda mi vida.

Uno fue capaz de verme correr en círculos, en calzones, aterrorizada por un temblor y no me perdió el respeto.
Otro que me perdonó ser estúpida y romperle el corazón, fue el mejor amigo y me llevó al que hasta ahora, es uno de los mejores conciertos en mi vida. A quien por cierto no puedo presumirle mis tenis y sé que le gustarían mucho.
Otra a la que entre pláticas le compartí mi faceta de horrible persona y en lugar de alejarse, me escuchó para aprender de ello.

Probablemente sea como adicción a poder ser completos y transparentes, sin esconder nada. A estar rodeada de personas que te saben leer.

Y no es que ya no tenga contacto con ellos, sólo que no es lo mismo hablarle a una diadema o teléfono, que verlos a los ojos, (mientras los ruedan) después de hacerles una travesura o mientras todos nos reímos por los 10 vasos que alguno dejó a medio tomar en la borrachera del día anterior.

He de aclarar que mi cordura (si acaso hay tal)  no se mantendría, de no ser porque vivo acompañada de una de las mejores amigas, que además es mi hermana. Sin ella, sin su escuchar, sin sus abrazos, sin su risa, sin su entender, me habría regresado al D.F. a las dos semanas de haber llegado a Monterrey.

Cuando estaba apunto de abandonar la misión y decidir apechugar y también aceptar este tipo de soledad. Vi una luz en el túnel. Y ahora se que aquí también hay gente como yo. Ya me encontré con uno. Quizá solo haya que ser más paciente y buscar mejor.

Pero de algo pueden estar seguros: voy a encontrar a los adictos de esta ciudad.
Y no me rehabilitaré de la adicción de ser sin ocultar.

jueves, 2 de junio de 2011

Justicia Gore

Estamos de acuerdo que hay infinidad de personas desperdiciando oxígeno. Pero como dicen por ahí: Hay niveles.
Hay quienes abren la boca  y se ganan una rodada de ojos, hay quienes se ganan un facepalm, hay quienes se ganan un zape. Y así, in crescendo.  A lo largo de este blog hemos ya  navegado y seguiremos navegando (entre otras cosas) en esos niveles.

Hay un nivel, despuecito del que ocupan los rateros y antes del que ocupan los políticos y narcotraficantes, en el que nos enfocaremos en esté post. Abriré uno de los cajones rojos de mi mente. Si tú, lector NO posees el codiciadísimo gen gore, quizá será mejor que salgas a buscar uno o que dejes de leer. 

Hubo un día en que me encontraba sentada en una mesa de juntas, rodeada de 6 u 8 personas, todas escuchando (con la misma cara de asco que yo) hablar al directivo de la empresa. El nivel que mencioné, lleva su nombre.
Escuchar a éste tipo era como ver un aguacero de ejemplos de  cómo ser avaro, miserable, vil, despreciable, abyecto, ruin, negrero, mentiroso, déspota y egocentrista. Todo al mismo tiempo.   Decidí comenzar un ejercicio que, mientras más tiempo pasaba y él más hablaba, más satisfactorio se volvía.

Ese día comencé imaginando que le estampaba la cara contra la mesa hasta tumbarle el último diente y borrarle la nariz.

Esta persona, siendo como es y teniendo cierta avidez por las juntas, me dio cuantiosas oportunidades para diversificar el método.
Mientras el hablaba yo:
- Le pisoteaba la cara con mi bota industrial mientras le apuntaba con mi ballesta justo en medio de los ojos.
- Lo despellejaba amarrado a su silla.
- Lo amarraba como becerro de charreada y lo castraba.
- Le rompía cada articulación con una llave Stilson.
- Le atravesaba  el cuello con mi cuchillo de campo.
- Le rellenaba la cabeza de clavos disparándole con la pistola neumática.
- Le cortaba la lengua con un abre cartas.
- Una vez lo aventé como el Dr. Lecter avienta al inspector Rinaldo Pazzi.
- En días de  fastidio y para terminar rápido, le volé la cabeza con una escopeta.
- En días de más paciencia lo cacé y le atravesé la cabeza con una bala calibre .50.
- La última noche que estuve ahí, vacié tambos de gasolina y lo quemé vivo, junto con todo lo que había dentro.


Death also finds its way

Ya para cuando despertaba del placentero y catártico trance, el incoherente en cuestión ya había cerrado la boca y terminado la junta

Hay que ser honestos: mientras uno busca la manera más amable, educada, respetuosa y prudente de decir las cosas, a cabrones como éste no les interesa. Es del tipo de basura humana que sólo se escuchan a sí mismos y el único punto de vista válido es el suyo.

Éste tipo de trances ayudaba a por lo menos evitarme la pena de escucharlo decir la sarta de sermones sin escrúpulos y de pasada liberarme y divertirme un poco.

Hasta donde sé -después de casi 3 años- el tipo sigue siendo tanto o más avaro y miserable (etc. etc.) de lo que era y sigue teniendo a toda la gente que hace que su empresa funcione besándole los … pies y firmando toda clase de grilletes disfrazado de contratos, mientras él les quita o simplemente no les da su lana buscando siempre algún sucio pretexto para quedarse con lo que no es de él.

Aquí es cuando pregunto: ¿Por qué sigue respirando?

Con tanta bala que hay suelta por ahí: ¿y ninguna una le ha tocado?

¿Habrá alguna lista donde lo pueda inscribir para que los señores que descuartizan y embolsan gente, le pongan su nombre a una bolsita?

Seguramente ganaría como 10,000 puntos negativos de Karma. Sí. Pero sólo sería un embolsado más. Sin embargo se me dibuja una sonrisa al imaginar el regocijo de todas las personas que están o estuvimos bajo sus… pies.

Eso son como 500,000 puntos positivos de Karma.

De todas formas ya sabemos que las cuentas del Karma no salen muy buenas, porque si en realidad Karma supiera sumar, gente como él habría dejado de respirar hace mucho. Y la historia sería otra.
Con todo esto en mente: ¿No habrá gran problema si lo aviento a los señores embolsadores…o sí?

Si alguien cree que sí, vaya a pedirle trabajo, deje ahí su tiempo libre, salud y dignidad. Con suerte hará grandes amigos, como hice yo. Y después de 2, 4, 5, 8 o 14 años recibirá una patada en el trasero en agradecimiento por su dedicación, lealtad y esfuerzo. Y entonces vuelva a leer este post.

domingo, 15 de mayo de 2011

The art of banning

Mencionar la lista de cosas  o situaciones que me molestan  resultaría algo largo. Y para empezar habría que sustituir  “molestan” por “encabronan”. (Quise ser polite, pero no me salió).

Todos conocemos o por lo menos hemos oído hablar de la hermosa función de los filtros en Excel ¿si?

Imaginen que cada uno de nuestros contactos en facebook, twitter o xbox live  tuviera una pestañita similar en la que pudiéramos seleccionar el filtro que le queremos aplicar… o mejor aún, que cada persona tuviera una función como el mutismo selectivo, pero al revés. Seleccionar a quién o qué mutear. Mejor conocido como bannear. Si Microsoft y Blizzard pueden ¿porque nosotros no?

Obviamente la función deberá tener un montón de  parámetros para personalizar el filtro. Pero con 3 filtros principales debiera de bastar.

El primerito que seleccionaría sería el de: ban assholes. Así dejaría de escuchar las pendejadas de la gente.  Aplicado prácticamente a cualquier sonido emitido al alcance de mi oído; la gente trae que música puesta en su celular (sin audífonos), la bimbo que va sentada atrás en el camión, el compañero de trabajo, la tía y  también los jugadores de prácticamente cualquier multiplayer.
 Después de andar vagando en varios espacios multiplayer, es encabronante recibir mensajes de voz o de texto de chavitos de 13  -16 años que a veces sólo quieren investigar si en verdad soy mujer y otras veces sólo berreando y balbuceando frases ardidas (y en la mayoría de los casos mal escritas).
Y es aún mas molesto escucharlos (ya sea solo por voz o a todo color) presumir de lo que han jugado, que juegos tienen y que son amos y señores de cualquier cosa que tocan o juegan. En pocas palabras, niños: si lo que buscan es medírsela, el lugar apropiado para ello es en los vestidores de su secundaria, cuando les termine de crecer el cerebro hablamos. STFU!!!

Realmente uno debiera brincar de los 4 años a una cápsula y salir de ahí hasta los 19. Básicamente lo que nos hacen con la escuela pero dentro de una cápsula con las conexiones necesarias para que pudiéramos seguir aprendiendo (de verdad) lo que se aprende en eso años. Además con beneficio cuádruple: Aprendizaje garantizado,  no molestar a los mayores,  no padres adolescentes y cero bullying. Algo como los mindfields  de Matrix.


                                                    

Segundo: ban futbol topics. Igualmente aplicado a toda, TODA la gente cercana a mi y a los agregados en mi facebook, twitter, xbox live. Incluidos sonidos, imágenes y cualquier otra forma en la que el futbol pudiera expresarse.

Como miembro fundador del “Anti-Futbol Squad” me resultan muy molestas las temporadas en que los “fucho  fanses” (LOL)  atascan mi facebook, mi twitter (y mis oídos) con sus posts/comentarios futboleros.
Tiempo atrás un buen día, en que no estaba de buen humor, me puse a eliminar gente de facebook y twitter porque me llenaban mi display de pura porquería de futbol. No me interesa! Me pone de malas!  GRRRR!!!
He de confesar (gustosa) que eliminé uno que otro locutor de radio, periódicos, canales de noticias, etc. Y sí, varios conocidos que no hacían más que postear cosas relacionadas con futbol.  Me consta que más de uno de esos conocidos se preguntan porque los eliminé. (Sí algún día ya no aparezco en su lista, ya saben porqué fue. Jeje).
 Aún así no pude erradicar a la plaga del futbol en su totalidad. Quedaron algunas personas y otras amistades que he ido recolectando, que siguen haciéndome el favor de divertirme con sus comentarios futboleros. (QUIERO SIGNO DE SARCASMO!).
Lamentablemente mucha de esta gente es muy querida y mi amistad con ellos me impide eliminarlos de la lista. (Saludos Pony, Mai y Perro). 
Ahí el dilema.
Amistades VS No futbol.
Decisiones, decisiones…

Tercero: ban bad typing/speaking. Básicamente la mala ortografía y esas “foo0oRmazzz d zkrivir”.  Sólo porque es inconcebible que tengan en sus manos tanta tecnología y no se tomen la molestia de escribir correctamente. Aquí es donde resulta útil el teclado que de toques al escribir mal. Siento mucho decírselos, pero ni siquiera están ahorrando caracteres. Supuestamente esa fue la idea de comenzar a escribir así; FAIL.
Y la otra parte es… triste. No encuentro otra palabra para describir la escena: Un disque renombrado orador, maestro u ejecutivo frente a cientos de personas ofreciéndoles superación, conocimiento u experiencia  y de pronto escucharlo expresarse con hicistes, hayga, vistes, juimos y demás palabras por el estilo. Al menos  en mi crea la duda: El conocimiento y experiencia que supuestamente está ofreciendo ¿Es igual de  acertado que su forma de hablar?


Después de aplicar esos tres, que teóricamente deberán cubrir el 80% del entorno encabronante. Habría que entrar en detalle de cada persona y cubrir el 20% restante. Resultaría en una cantidad de filtros obscena. Pero mucha gente contenta. Ban and be banned. Perfecto!

Facebook tiene una probadita de ello. Y lo más que he logrado es evitar el spam de aplicaciones.

Le faltan filtros, pero el mark as spam es muy tentador.

Mientras facebook y la vida real llegan a eso, como premios de consolación: Seguiré jugando con Excel, imaginando que filtro mi entorno. Y esperando que dejen el beta de Gears tal como lo mostraron o mejor y que muchos sigan su ejemplo: Voy a utilizar la función de mute strangers  del de Gears 3.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Lego Jungle

Definitivamente éste fin de semana del día del niño, fue mi bautizo de fuego en Gameplanet.
No resulta fácil con la tienda llena, asesorar, atender, cobrar, mantener todo en orden y estar al pendiente que nadie se vuele nada. Chamba asignada para tres, pero que por suertes me tocó aventármela sola.

El sábado salí muerta y después de que mi tienda parecía kindergarten en hora de recreo, tuve que llegar directito a jugar el beta de Gears 3 y volar cabezas con la escopeta recortada,  para poder liberar un poco del estrés y mal genio que tanto niño me provocó.  Pues había que sacar adelante el domingo, y pintaba similar.

Finalmente logré usar el poco poder Zen dentro de mí y controlarme. Ningún niño (ni papá) resultó herido, pese a que deseaba aventarles monedas de a peso a la cabeza o de perdida engraparles las manos y la boca para que se callaran. Aunque lo ideal hubiera sido tener varias taser gun para lograr que sus manitas pegajosas se mantuvieran alejadas de mis recién limpiecitos y ordenados estantes.

                                                    Con la calibre 12 hubiera bastado.
                                                                       

OJO! No me estoy quejando, todavía no termino, denme chance.

He recibido entrenamiento laboral, que bien puede ser comparado con el de un espartano.


Rushes de 6 – 8 meses con jornadas de 16 -20 horas. Haciendo la chamba, no de 3 sino de 5 gentes además de representar 2 o 3 empresas, varios organismos gubernamentales, ser agente encubierto y  miembro honorario de lo que algún día llamamos el “Lado Obscuro” de la empresa. (Ese lado obscuro es merecedor de un post, que esta en proceso.)

Realmente la comparación no sirve más que para puntualizar algo que ya comenté hace algunos días con Ricardoode (pero no recuerdo la frase exacta): La idea iba sobre que, si bien la paga que recibo no me va hacer millonaria, la tranquilidad y placer de hacer lo que ahora hago, no tiene precio. (Aunque suene a comercial de MasterCard).
Son cosas que obviamente dependen de cada quién, al menos yo lo  aprendí a punta de golpes, raspones y tropiezos.  Ahora  estoy muy a gusto y contenta, en un trabajo tranquilo, que me gusta y que me brinda lo suficiente para vivir bien y mantener mis vicios, obviamente videojuegos incluidos.

Después de este fin de semana, uno de mis compañeros de otra sucursal de Gameplanet dijo “Welcome to the jungle” … Sí , pero con mi entrenamiento detrás y desde mi punto de vista , esto parece mas un Lego Jungle. Cosa que no le quita lo divertido, por el contrario.

Así que me voy a poner cocky. Como dicen los locust: B-B-B-BRING-IT!!!!

miércoles, 20 de abril de 2011

¡Santo Calor!

A estas alturas, el cambio para mi es algo (en cierta medida) fácil de asimilar. Obviamente es debido al constante cambio en mi vida. Por ello es que tengo la cualidad (¿?) de desprenderme fácilmente de las cosas, probablemente por eso es que soy mujer de pocas tradiciones. Y se limitan más que a tradiciones; rutinas. (Y obsesiones pero de esas escribiré después)
El café por las mañanas es una de ellas. Desde que me inicié en la tomada del café, cuando le robé a mi mama un sorbo de su termo rosa de litro, me ha acompañado todas mis mañanas sin importar el lugar. Ahora que mi mamá nos tuvo sin café durante cuatro (largos) días, por un pleito con el precio y los gramos; salir de la casa sin haber tomado mi taza de café, se sentía como si saliera sin haberme vestido.

Otra que tuve, mientras viví en Clavería, era despertar y (aun acostada) ver por la ventana como pintaba el día, ver las nubes y tratar de encontrar alguna forma, al mismo tiempo que ponía atención a cómo se escuchaba el tráfico. Mientras iniciaba mi sistema cerebral, en modo a prueba de fallos, para levantarme.

Las fiestas de fin de año suelo pasarlas con mi familia, solo dos veces en mi vida no ha sido así, pero con la fortuna de que  siempre ha habido un ambiente familiar alrededor que lo hizo tan bueno, como si estuviera con mi familia.

La primera vez fue cuando tenía como 10 o 12 años, que no recuerdo bien porqué no estuve con mis papas y hermanos, sin embargo estaba con lo que en aquel tiempo fuera mi otra familia, con mi prima Ale y su hermano Sebas que (aunque suene a frase de borracho) más que primos son hermanos, pues crecimos y jugamos juntos. Y lógica pero lamentablemente, mientras más crecemos se vuelve más complicado, pero no por eso menos cercano. Cuando nos vemos seguimos siendo los hermanos de siempre. Y con toda la distancia que hay y al ritmo que nos permiten los distintos rumbos que tomaron nuestras vidas, siempre estamos al pendiente uno del otro.

La segunda fue hace poco cuando aún vivía en el D.F. y por trabajo no pude venir a Monterrey a pasarla con mi mamá y hermanos, sin embargo también estuve con mi otra, más reciente, familia: DJ.
Y ahora que recuerdo bien, también estaba Jaime, por video llamada, pero vale ¿no?
Con DJ, viví casi 5 años y tendría que ser de palo, para que no  se hubiera vuelto el hermano que ahora es. Con el también crecí, jugué y sané raspones. Jaime con todo y que está en California, es culpable de muchas (excelentes) noches sin dormir. El entendimiento con él es tan apocalíptico, interesante y …bizarro, que poca gente lo entiende. Ambos se han colocado tan dentro de mí que, ahora que estamos lejos los tres, siguen siendo las personas con quienes más tiempo paso, al punto en que: un día sin hablar con ellos, simplemente es un día incompleto.

Entonces: aunque no era lo mismo que estar con mi mama y hermanos, de todas formas era gente con la que me sentía en familia.

Curiosamente la semana santa también es (¿o era?) otra de mis tradiciones (y no por la onda religiosa). Por mucho trabajo y proyectos que hubiera, me las arreglaba y solía ir de vacaciones al rancho de mis abuelos y pasarla con los primos, tíos y la gente que suele ir en estos días a visitar. Regularmente nadábamos y nos relajábamos a la sombra de los árboles con la panza al aire y con una copa de vino blanco o en su defecto, (y no por eso menos) una deliciosa y refrescante indio.

Hoy miércoles de semana santa, que no fui a trabajar hace (para mi gusto) mucho calor y aunque extraño el movimiento y la parentela del rancho, estoy con mi familia, festejando a Esthela, lo que añade puntos extra.
Haciendo recuento -con la gota de sudor corriendome por la frente- lo que más extraño de esos días de vacaciones, es la sombra de los árboles y el agua fresca del estanque donde nadábamos.
Siendo ésta la situación, hago uso de mi habilidad de desprendimiento y decido que no me molesta ir a trabajar los días “santos”; con este calor, habiendo aire acondicionado, lo demás, es lo de menos.

martes, 5 de abril de 2011

Humor discriminado

En los días del inicio de la era Clavería,  conociendo las mañas del nuevo roomate: DJ. Le quite de las manos (más que "¿me la prestas?" fue: "PRESTA!") la revista de videojuegos que cada mes compraba y en ese momento estaba  leyendo y me dispuse a leerla, sin importarme si había él terminado o no de verla (suelo ser egoísta, que le hacemos).  Y  mientras navegaba en ella a la antigüita (dando vuelta a las hojas),  descubrí una tira cómica llamada Pac-Mac que me resultó muy simpática.

Desde entonces, me volví viciosa de, y cada mes que DJ llegaba con el nuevo ejemplar de la revista, aplicaba la "matanga"  y se la quitaba para leer el Pac-Mac y después  le daba una leída a las noticias de los juegos.  Eso se volvió rutina hasta unos meses antes de que terminara Clavería.
De cierta forma Pac-Mac quedó para mí como un sentimiento de rutina, mientras Clavería fue mi casa.
Junto con otro par de cómics pero esos si eran web-cómics, quienes igual que las series que veíamos en Clavería, parecian tener cámaras y volarse sus scripts  de nuestra rutina.
Entonces, cierto día llegamos a una situación algo compleja, los dos gamers, enviciados a más no poder, teníamos frente a nosotros un otoño de lanzamientos chonchos, por lo menos dos series de TV para ver religiosamente y por si fuera poco, teníamos un trabajo muy demandante.  

Terminamos planeando un horario/calendario de juegos, series y compromisos, eran tantos los que teníamos en las manos, más los que estaban por venir así que asignamos días, horas y prioridades.

Quienes llegaron a ir a Clavería seguramente vieron las hojitas verdes con post-its en las paredes, se habrán dado cuenta de que cada área tenía la suya y la del Cuarto de Máquinas, que era donde estaban los juegos, quedó casi vacía. Y originalmente compramos las hojas verdes para hacer un plan en grande que era algo (hasta en los títulos) parecido a esto:



Quien me conoce  sabe que mi sentido del humor es negro.  Para ser sinceros, cada vez que voy al cine, invariablemente suelto carcajada en el momento más sensible de la película  cuando todo mundo está calladito, con la lágrima en el ojo o con el corazón apachurrado, así es mi humor negro, ni qué hacerle. 

Ya platique un poco de la complicada maraña de sentimientos encontrados que fue dejar el D.F. Sí, amo la ciudad, pero estando lejos de ella he confirmado, que mas que  la ciudad, me duele la lejanía (física) de la gente que está en ella junto con recuerdos, experiencias y rutinas.

Entre comentarios con personas locales y como yo, importadas,  ha salido a la luz que  en esta ciudad los grupos y clases sociales están muy marcados y he de ser sincera no es algo que me preocupe, pero es algo que no se puede dejar de observar una vez que comienzas a moverte en la ciudad. Y no necesitas escarbar mucho para encontrarte con ello.

Tratando de sentirme de nuevo en casa y encontrar cosas de mi agrado me topé con la revista La Rocka que me parece agradable de leer pues el contenido me muestra una pequeña parte, de la pequeña parte del Monterrey cultural/rockero/distinto que estoy buscando. Siendo así me he vuelto seguidora de la revista, además de que es gratis, por aquello de los codos. =P

Ya dije en otro post que la vista es la forma más difícil de guardar recuerdos pues pasa por muchos filtros mentales. Precisamente por eso mi bibliotecaria mental no los pela mucho, los recibe y los avienta al olvido en un archivero parecido al de Bruce Almighty.

Bueno hoy la hice que se despeinara y se aventara un clavado al chingado archivero, pues venía caminando de regreso del banco cuando veo (con mis poderosísimos lentes) que en un local tienen La Rocka, me acerque a tomarla y  me encuentro esta imagen:

Me resultó tan familiar que, la verdad, casi corrí para agarrarla y la hojeé hasta encontrar el artículo donde me explicaran quién era. Seguramente ahí encontraría porqué me era tan familiar.
Cuando leí el nombre del monero lo sentí aún más conocido, pero la bibliotecaria seguía despeinándose dentro del archivero, sin encontrar porqué.
Por ahí del quinto párrafo del  artículo encontré las palabras mágicas, Cucamonga (el monero) es el mismo creador mi consentido Pac-Mac, junto con otras tiras cómicas, entre ellas una llamada Regiolandia, que por supuesto no he leído porque se publica en el Record (periódico futbolero, iugh!).

Por supuesto llegando a casa corrí a leer las publicaciones de "Cindy La Regia",  y… me cayó tan bien!.  Obviamente, como con Pac-Mac,  se requiere de cierto humor para leerla y entenderla pues además que es un cínico reflejo de la sociedad (en general, no solo la de aquí), toca nervios de ella que pocos nos atrevemos a ver. Se necesita humor negro, frialdad y aceptar a la desagradable sociedad  tal y como es por todos sus lados.

Denle una leída al artículo  en la revista páginas 16 y 17.
Y a las publicaciones de ella en Facebook, Twitter y su sitio web

Me ha hecho reír tanto… y mejor aún, me ha hecho sentir en casa.

domingo, 3 de abril de 2011

Realidad Virtual


-¿Quién le arregla su coche a las vacas?
-…. El toro mecánico!!!

Los chistes son una forma muy ligera de echar a rodar la piedrita de la imaginación.

Creo que cuando fuimos niños nuestra imaginación era de alguna forma más poderosa pues no había prejuicios que la atrofiaran y limitaran. Imagino que por eso los chistes de primaria son tan simples.

Obviamente hay quienes la perdieron por completo embebidos en la tristeza de los límites de ésta realidad.  Y hoy día su imaginación no da ni para dejarse contar un simple y baboso chiste. Y cuando preguntas:
-¿Quién le arregla su coche a las vacas?
Y te contestan:
- Las vacas no tienen coche.
Te das cuenta que efectivamente están perdidos en este mundo y que su mente rechaza y no procesa, cualquier otra realidad que les pudieras plantear por muy simple que sea.

Afortunadamente hoy día vivo rodeada, no solo de manera virtual, por gente que como yo, mantiene su imaginación poderosa y fresca.
Pues habemos quienes no nos dejamos absorber por completo y aún podemos poner a rodar esa piedrita con todo y que seamos personas responsables y trabajadoras. Sólo porque tenemos que serlo pues nos consideramos atrapados aquí y aún no encontramos el portal para escapar.
Sin embargo, y obviamente no soy la única, encontramos un “fix” para escaparnos de la realidad en nuestros sueños, juegos y libros, sólo por mencionar algunos.

Preferiríamos vivir en Fantasía, Azeroth, Sera, Macondo, Paradise o Liberty City en pocas palabras  cualquier otro mundo, incluso creado por nosotros mismos, siempre y cuando sea menos limitado que éste. Sí, ser cualquier personaje de Marvel, DC, o alguno creado por uno mismo, sería mucho mas divertido, placentero, entretenido y agradable.

Que me diga que no, quien haya visto Iron Man y no quisiera ser Tony Stark y tener la tecnología que él usa. Que por cierto deja a cualquiera babeando, incluidos Gates, Jobs y Zuckerberg.

Por eso es que: cuando ví Avatar, no quería que terminara y quise ser uno de ellos. Puedo pasar todo un día jugando World of Warcraft. Uno de mis mejores fines de semana fue con Resident Evil 5 en África, probablemente por eso cuando ví District 9 me sentí como en casa.

Y siento que en realidad esta realidad es un juego con mucho potencial, pero muy complicado, lento y estúpidamente limitado.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Collector’s edition

Hace algunas semanas escribí (y se quedó en borrador):
Quiero conseguirme un trabajo, como el que le conseguí a DJ, o como el que Pony tenía, donde trabajaba desde su casa, o como el que tiene Jaime, o uno donde no tenga que ir de tacones,  como el de mi hermana que los tenis son parte de su uniforme, uno que me haga reír, uno que saque lo mejor de mi y no solo las enfermedades, uno donde no entre muy temprano y no salga muy tarde, uno donde las prestaciones sean tan ofensivas como las que tienen los sindicalizados de PEMEX o del IMSS.

Y bueno parece que fuera conjuro, porque: DJ fue quien me avisó de la vacante que había para el trabajo que hoy tengo. Para quien no está enterado es en una “popular” tienda de videojuegos.  Donde me siento como en casa, así que se puede decir que trabajo desde casa como Pony lo hacía. Vivo de y estoy entre videojuegos, como Jaime y los tenis son reglamento, como en el trabajo de mi hermana.  En la primera semana de trabajo me he reído tanto o mas de lo que me reí en todo el año pasado, y puedo ser quien en realidad soy, no tengo que andar con mi cara de “estoy trabajando”, entro a las 11 y salgo a las 8, lo que no es ni muy temprano, ni muy tarde y las prestaciones son las de ley pero puedo apartar juegos antes que nadie mas les eche mano y pagarlos conforme vaya fluyendo la lana. Y eso es infinitamente más chido e invaluable que perder mi honor con una prestación gubernamental.

Desde niña he mantenido un perfil poco sociable, al punto de ir a fiestas de niños y pasármela sentada observándolos, sin ir a jugar con ellos. Y aunque a estas alturas y con todos los cambios que he tenido de ciudad en ciudad, probablemente debiera ser algo fácil, pero no he logrado hacer amigos con la facilidad que pudiera imaginarse. De hecho es una tarea muy complicada y conforme he ido creciendo se ha vuelto cada vez más difícil.
Obviamente por eso me dolió tanto dejar el D.F. más que por la ciudad, por los amigos. Y es una situación que me ha mantenido (levemente) preocupada. 
Si a los 5 o 10 años y sin tanto prejuicio y mamonez encima era difícil hacer amigos, hoy día suena casi a misión imposible encontrar gente con gustos similares a los míos.

Resulta que aparte de todo lo conjurado que ya mencioné; tengo otra ventaja.
Si buscas gente con gusto por las manualidades vas y te metes a Fantasías Miguel, o si buscas gente interesada en fotografía, la encuentras en Flickr.
Normalmente la gente que gusta de los videojuegos (con sus obvias excepciones), tiene algunos puntos en común, como lectura, cine, música, freakness y geekness que no se encuentran en cualquier persona.

Qué mejor manera de incrementar las probabilidades y reducir población a filtrar. Ahora cuento con la ventaja de estar en el “abrevadero” a donde todo geek/gamer irá a parar y ciertamente no los haré mis amigos inmediatamente,  pero por lo menos podré mantener conversaciones interesantes,  que quizá con alguno lleve a amistad.

A todos nos han dicho alguna vez que somos especiales y únicos.  Nuestras huellas digitales lo ratifican. Aunque dudo que cuando decimos, o nos dicen eso,  nos refiramos a las huellas, ¿verdad? Nos referimos a lo que en realidad nos distingue unos de otros y eso es lo que pensamos, decimos, hacemos y somos. Sé que no soy tan especial como para un premio Nobel, pero sé de cierto que (afortunadamente) no  pertenezco al grupo de personas catalogado como “normal”, eso ya había quedado claro, ¿no?

Bueno:
 Achievement unlocked 50G. Ladies in the house.
Como quien dice “puntos extra” para mí,  soy hasta ahora la única mujer en el estado que forma parte de este grupo de tiendas.
Ya fui etiquetada como “pieza de colección”.
Y sí; una vez mas las miradas de extrañeza, lo comprueban.