martes, 16 de agosto de 2011

Intensidad modulada

Hay algo que tiene años dándome vueltas en la cabeza pero últimamente más. Y  Llevo  ya algunas semanas analizándolo,  pero no le había encontrado la coherencia y razón de porqué.
Es común, para mi, estar  rodeada de gente mas joven que yo (7,10, 12 años), mis hermanos, mis primos y ahora mis compañeros de trabajo.  

Quizá sea por lo poco expresiva que soy,  pero desde que estas personas más jóvenes que yo empezaron a crecer,  detecté (y sigo detectando) cierta intensidad emocional; excesiva para mi gusto.

Pensé (inocentemente) en aquel entonces, qué conforme crecieran se les iría quitando, pero ahora que sigo conviviendo con ellos y  otras personas de edades parecidas (19, 21, 23), me doy cuenta que lo intensos no era por inmadurez.

Es peor;  es una  cuestión  de generación.

Y sucede que hace días escuché cómo alguien dijo la palabra “lo amo” más de 5 veces en menos de 15 minutos.  Fenómeno detectado con anterioridad en algunos individuos de esta edad (extraños y conocidos).

Dándole vueltas y vueltas hubo otra palabra que se me ocurrió para este asunto: devaluación.


Y no precisamente de este tipo.

Aunque ya Jaime dijo que las palabras no se devalúan, simplemente se escupen sin pensar. Tiene parte de razón. Pero creo que, precisamente, el escupirlas sin ton ni son, es lo que las devalúa.
De todas formas me intriga esa necesidad de expresarse tan fuertemente por cualquier cosa, ya sea: una televisora, el peinado de alguien, una marca de ropa, el trasero de alguien, una cadena de restaurantes o unos zapatos. (Que dicho sea de paso devalúan a las pobrecitas teiboleras, pues con la moda de zapatos de  ahora,  ya no es posible distinguirlas en la  calle)

Poniendo un poco de atención se da uno cuenta, que  utilizan “amo”  como sustituto de “me gusta” y sucede de la misma manera para “odio” y “no me gusta” y no se si sea como consecuencia o también como sustituto en el glosario que aún no termino de descifrar. Tristemente, también lo aplican con “amigo” y “conocido”.

Todo ello me dejó pensando  en que la palabra “amo” entre las personas de mi edad es poco utilizada y algunos preferimos mencionarla como la mítica “the L Word”. O  como cualquier persona coherente, usar  alguna otra de mejor proporción a la situación.

Va  a sonar un poco más mamón de lo regular, pero desde mi punto de vista: No porque me la haya pasado excelente contigo en el antro, eres mi amigo. No porque te conozca de hace tiempo eres mi amigo,  quizá en algún punto lo fuiste, pero ahora solo eres un co-no-ci-do. Hasta ahora pocas personas permanecen como mis amigos después de 8, 5 o 3 año de no vernos.
Tengo cerca de 100 contactos en Facebook (aunque después de esto probablemente disminuyan jeje),  sin embargo puedo contar mis amigos con una sola mano.
O un clásico de clásicos, no sólo porque  ya no salimos o ya no seamos novios, te conviertes en mi amigo.
No.
Te conviertes en el chavo con el que solía salir. 

No es que esto se me haya ocurrido hoy, hace mucho que no salgo con alguien en esos términos. Me acordé que solía tener esta discusión con una amiga,  tiempo atrás, que terminó su relación con alguien.
Decía “es mi amigo”. Y no hacían más que lastimarse.  Desde mi punto de vista no eran amigos,  eran dos personas que se amaron y terminaron su relación y no querían dejarse ir. Amarrándose del ficticio “si no somos novios, automáticamente nos convertimos en amigos”.

Antes de que me empiecen a decir de cosas. Si, si,  ya se que si se puede. Yo se que si se puede ser amigo de alguien con quien tuviste una relación. Pero no  inmediatamente después de haber terminado, ni uno, ni dos, ni tres meses después. Quizá antes o después. La amistad regresa cuando el amor (de pareja) cede su lugar (o se lo regresa) al de amigos.
Porque aunque el amor de amigos cabe en el de pareja,  el de pareja no cabe en el de amigos.
Bueno, la cosa es… graciosa, porque la misma Pony fué quien me ayudó, (sin  querer) a darme cuenta  que esto es un puzzle estilo lego (nada que ver con su tamaño, ella es de otra franquicia).  Y que no lo tengo que resolver o entender por completo y a profundidad. Simplemente lo tengo que acomodar de manera que me funcione y me deje brincar a lo siguiente.

Entonces quizá, no sean tan intensos, ni nada se ha devaluado (excepto la moneda) y solo es mi amargura haciendo efecto con el paso de los años.

Aquí es cuando las personas  que son mayores que yo, probablemente se ríen de esto mientras me ruedan los ojos.

En una mirada rápida a la generación delante de mí, me puedo dar cuenta que en mí generación está devaluado el matrimonio y  el sexo. Que antes eran matrimonios para toda la vida ahora la mayoría son express o forzados. Hasta donde sé, la generación de ellas dice que el sexo era conocido como “hacer el amor” y nosotros lo devaluamos a cosas como: “se acostó con”,  “se anda tirando a” o simplemente “coger”.

Aún así, nunca va a ser lo mismo un  “te amo” de una persona que dice “Te amo” 10 veces al año, que un “te amo” de una persona que lo dice…87600 veces al año.
¿Me explico?
En pocas palabras: (ahora si voy a sonar vieja)
Mis Amigos, mis Te Odios  son a la antigüita y se encuentran con letras azules de Rare Item.

Y mis Te Amos en letras moradas de Epic Item.